Es lo que se preguntan más de 165 millones de niñas, niños y adolescentes en el Perú y en otros 28 países de América Latina y el Caribe que este año 2020 vieron suspendidas sus clases presenciales. Un gran número de ellos, varios millones que habitan principalmente en zonas rurales y comunidades indígenas, nunca pudieron acceder a la educación a distancia que tuvo como principal estrategia, en todos los países, el uso de la Web, la TV o la Radio (Cepal/Unesco, 2020). A la fecha, descontando a Nicaragua que nunca cortó la educación presencial, solo dos de los otros 32 países de la región han retornado a clases presenciales a nivel nacional (Uruguay y San Vicente y las Granadinas); otros 9 países han iniciado en los últimos meses del año la reapertura de algunas escuelas en ciertas zonas con cero COVID-19 (Brasil, Chile, Argentina, Colombia, Ecuador, Belice, Granada y Santa Lucía, y recientemente Perú), como experiencias piloto y de manera parcial (dos o tres veces por semana, con un aforo del 50%), abarcando apenas entre el 1% y 2% de la población estudiantil total.  

Aunque aún no hay una respuesta clara y definitiva a esa pregunta en casi ningún país de la región, todos han anunciado estar preparando las condiciones para el retorno a clases presenciales o semipresenciales en el 2021, y ello dependerá de la situación de la pandemia. En el Perú, el ministro de educación ha señalado que el año escolar 2021 se inicia el 15 de marzo y que se busca el retorno a la presencialidad, que habrá clases presenciales, semipresenciales y remotas, dependiendo de la situación sanitaria en los diferentes territorios, pero se cree que en su mayoría serán clases semipresenciales. Esto en realidad se ha venido señalando desde hace algunos meses, y se esperaban mayores precisiones en estas fechas.

El Ministerio de Educación (Minedu) ha recogido información sobre el impacto de Aprendo en Casa a nivel nacional, pero es necesario y urgente que se haga un esfuerzo mayor de desagregado y se visibilice la situación real de los estudiantes en cada región, provincia y distrito, diferenciando el acceso en zonas urbanas y rurales, por niveles educativos, y considerando además claramente la variable étnica para evidenciar la situación precisa de los estudiantes de pueblos indígenas (de escuelas EIB) y el uso de otras categorías como estudiantes de zonas rural 1, 2 y 3 que el Minedu maneja para determinados tipos de servicios y análisis. Igualmente, diferenciando el tipo de “educación a distancia” que los estudiantes han recibido, pues estos oscilan entre los que han podido acceder a las sesiones de TV o radio tres veces por semana –durante una hora y media hora respectivamente–, hasta quienes sólo han recibido mensajes del profesor una vez por semana o al mes. Sólo contando con esta información en detalle se podrán tomar las medidas específicas y diferenciadas para una mejor atención a todos los estudiantes en el 2021.

La situación educativa de los niños, niñas y adolescentes de pueblos indígenas ya era bastante crítica antes de la pandemia, con todavía limitaciones de cobertura, sobre todo en los niveles de inicial y secundaria, y con los más bajos niveles de logros de aprendizaje. En este momento, además de ser los que menos acceden a la educación a distancia por los problemas de conectividad (electricidad e internet), son también los más afectados en su derecho a una educación basada en su cultura y en su lengua originaria. Según reportes del propio Minedu, las clases radiales en 9 lenguas originarias, que ha sido la estrategia diseñada para zonas rurales y para estudiantes de Educación Intercultural Bilingüe (EIB), han permitido el acceso con cierto grado de pertinencia a 200 mil estudiantes indígenas. De acuerdo al censo 2017 (INEI) y al registro de IIEE EIB del Minedu, en el Perú hay más de 1 millón 200 mil estudiantes de pueblos indígenas que requieren EIB. De ellos, al menos 700 mil tienen la lengua originaria como lengua materna. Las sumas y restas evidencian un déficit de atención de acceso con pertinencia y calidad de más del 70%.

Los efectos de la pandemia en términos sociales y de aprendizajes para los estudiantes en general, y para los estudiantes de pueblos indígenas en particular, son aún imposibles de calcular, pero expertos y algunos informes de las agencias de las Naciones Unidas (Unesco, 2020ª; Unicef, 2020, Banco Mundial, 2020) vienen alertando de pérdidas enormes en los aprendizajes y hasta se habla de una generación que verá minadas sus capacidades en relación con otras que no tuvieron que vivir una situación como esta.

Es importante tomar en cuenta también que la población indígena en el Perú y otros países de la región, se encuentra tanto en zona rural como urbana, y en ambos espacios se mantienen sus derechos individuales y colectivos a una EIB de calidad. La atención educativa en estos dos grandes escenarios tiene características diferentes pero en ambos es posible ofrecer una educación intercultural y bilingüe, en función del grado de dominio de la lengua indígena y del castellano que tienen los estudiantes.

La pandemia aún no ha terminado y el 2021 constituye un gran reto para el sector en la medida que se tiene que garantizar un mayor acceso con calidad y pertinencia para todos y todas, principalmente para aquellos estudiantes de zonas rurales y de pueblos indígenas que no han podido acceder el 2020. ¿Qué estrategias y mecanismos nuevos se prevén que permitan mejorar la atención educativa para ellos en el 2021? Además de las tabletas con contenido pedagógico que se han empezado a distribuir, ¿se tiene previsto algo más?, ¿qué porcentaje de estudiantes de áreas rurales e indígenas recibirán las tabletas? A diferencia del 2020, ¿se garantizará que los estudiantes reciban los cuadernos de trabajo en lenguas indígenas y en castellano que ya existen y otros materiales que deben haberse elaborado en el marco de la pandemia?

Una mejora sustantiva del acceso con pertinencia al servicio educativo implica tomar en cuenta las respuestas y buenas prácticas que se han dado este año en el marco de la pandemia desde las propias instancias educativas regionales y la sociedad civil: ¿Se están recogiendo las buenas prácticas de algunas DRE, UGEL, ONG, organizaciones indígenas y de algunos maestros y maestras para fortalecerlas, ampliarlas e institucionalizarlas para su uso este 2021? Igualmente, es importante considerar las recomendaciones de distintos tipos de actores, y en el caso concreto de la atención a estudiantes indígenas, sea para la reapertura de las escuelas o para continuar con la educación remota, es fundamental considerar el rol y participación de las autoridades comunales y de las familias, así como de las organizaciones más representativas de los pueblos indígenas en sus ámbitos locales y a nivel nacional. Los niños, niñas y adolescentes de las comunidades indígenas merecen una mejor respuesta educativa del Estado frente a la pandemia, y seguir ejerciendo su derecho no sólo a acceder a la educación sino a una educación de acuerdo a su cultura y en su lengua. La pandemia no puede ser pretexto para retroceder en los aún insuficientes pero importantes avances que se venían dando en la implementación de la Política y el Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe.


(Foto: Walter Velásquez)